sábado, 24 de julio de 2010

Texto para la presentación en Bahía Blanca del libro de poemas "Venganza de la manzana", de Alicia Partnoy



No se puede pasar de largo ante la poesía de Alicia Partnoy. No se vuelve a ser la misma persona luego de leerla. Porque está escrita con su sangre, con sus huesos, con su piel. Poesía desde las entrañas. Increpadora. Sobreviviente del terror y del espanto de nuestra última dictadura militar.

Decía Roberto Juarroz: “Un poema salva un día”. Los 35 poemas de este libro dan testimonio de eso. Alicia trae con sus voces las voces de su generación. Rescata la lucha auténtica. La que propugna un nuevo amanecer. Otro mundo posible. Sin poetas que bajan del Olimpo. Donde la poesía es como el pan. Donde la palabra compañera no es sólo una palabra.

En “Datos biográficos” se presenta. Planta su corazón como una bandera. Muestra su fuerza:

“Me sacaron la tierra
de debajo
-a eso llaman destierro-
o sea que, de pronto,
me faltó el suelo
y me sobró distancia.

Pero un día,
antes de aquello,
me habían arrancado
la libertad de cuajo,
y entonces,
cuando me faltaba el aire
y me sobraban rejas,
me sentía
un poco mejor que antes,
que cuando me quitaron
a mi hija de los brazos:
en ese entonces
me faltaba todo -el futuro-

(podría decir que me sobró la vida).

Y sin embargo
todavía me acordaba
del día que los milicos
metieron a mi patria entre barrotes,
ese día me sobró la fuerza
y me faltó el miedo.

Allí empezó la cosa.”

En “A mi hija” (Cartas desde la cárcel), su garganta se hace amiga del viento para escribirle a Ruth. Le dice que: “No podía/ dejar de pelear por la alegría/ de aquellos que son nuestros hermanos”. Y continúa: “Y tu madre mi amor/ tu madre es dura,/ tiene de piedra el alma,/ casi no llora nunca…/salvo para escribirte,/ caramelo de sol,/ cristalito de luna”.

No hay separación entre poesía y vida en Alicia. No hay separación entre lo personal y lo político. En este poema me recuerda las palabras de Ernesto Che Guevara “Hay que endurecerse, pero sin perder la ternura jamás”.

Me pregunto la intensidad de la poesía autorreferencial, a veces denostada en ciertos ámbitos poéticos. En “Venganza de la manzana” la autorreferencialidad traspasa a lo personal. Es un arma para atentar contra el espanto de la cárcel, la tortura, la muerte y el exilio. Arma que no mata, sino revive. Mantiene el eco de los sueños, luchas y esperanzas de una generación que no dudó en poner el cuerpo y el alma.

Haroldo Conti escribió en la revista Crisis en 1974: “ No sé si tiene sentido pero me digo cada vez: contá la historia de la gente como si cantaras en medio de un camino, despojate de toda pretensión y contá, simplemente contá con todo tu corazón: que nadie recuerde tu nombre sino toda esa vieja y sencilla historia”.

No es vieja ni sencilla nuestra historia, pero Alicia logra contarla con su poesía. “Te estoy mandando mi alma/ en un papel”, nos dice en su poema “Carta”, “…desde donde/ es un puente el lenguaje”.

Natalia Molina

Texto leído en la presentación de “Venganza de la manzana”, de Alicia Partnoy en Bahía Blanca, 16/7/2010.


Fotos tomadas por Gabriela Marrón.

Prólogo del libro de poemas "Venganza de la manzana", de Alicia Partnoy


Una mujer que sobrevive en el infierno del centro clandestino de detención por su poesía. Alicia Partnoy escribe, y su resistencia está en la palabra. Dicha en recitales de arte en las duchas de la prisión. Recordada en las noches en las que tiene miedo. Y no sobrevive sola. Sino que comparte la resistencia y dignidad que da la poesía, como el pan, como el agua imprescindible. Poesía subversiva. Porque altera y modifica la prohibición del estado terrorista argentino en su última dictadura militar.

Y dicen que después del espanto no se puede escribir poesía.

Venganza de la manzana no es sólo un libro de poemas, es la palabra desnuda que crea instantes de luz en la oscuridad de los muros carcelarios, y los atraviesa. Es ese abrazo que llega más allá de la piel. Esa voz que logró sobrevivir -por quién sabe qué extraño designio- para contar que se puede vengar la tristeza. Y que los milicos iban a ser ahogados “en el dulce jugo de la sidra nacional”.

Venganza de la manzana, nos muestra que las manzanas podridas no estaban podridas, sino enteras, jugosas, dulces. Con la piel con urgencia de amar, de convertir este mundo en otro mundo posible, con buena semilla. Y que el acto de escritura es un hecho político.

Alicia Partnoy denuncia, con firmeza y ternura -que no supo perder- porque no era sólo su voz, sino la voz de una generación -la suya-. Mujeres y hombres convencidos que la salvación no era individual, sino colectiva.

¿Por qué es importante que Venganza de la manzana sea editado en el lugar de origen de su autora?. Porque las manzanas –frutos y semillas- son de estos sures. Y fermentan en cada recuperación de la memoria, en cada reivindicación, en cada poema de este libro.

Alumbradora palabra testimonial, la de Alicia Partnoy. Poesía abridora de surcos. Manzanas nuevas nacen en los ojos que la saben mirar, resignifican tiempos, gestos, sueños. Manzanas sureras vengan la tristeza -“Allí empezó la cosa”- (nos dice Partnoy en “Datos biográficos”). Resisten. Dan cuentas de poner el cuerpo, el alma y el sol (como escribió Vallejo). “Ya va a venir el día”.

Pienso en el viento de Bahía Blanca que cala los huesos. Bahía Blanca-Huecuvú Mapú (la tierra del diablo la llamaron nuestros mapuches-tehuelches por las ásperas condiciones climáticas). Tierra en donde las palabras de Venganza de la manzana unen la piel al hueso. Cuerpo de las palabras sin rodeos. El viento recoje voces. Las multiplica. Llegan las manzanas, anuncian tiempos de luz. Cada semilla destella en estas páginas.

Ha venido el día.


Natalia Molina


El blog de la editorial que publicó el libro es: Hemisferio Derecho Ediciones

Haz click acá para leer poemas de Alicia Partnoy y las gacetillas de prensa de las presentaciones del libro.

Bajo las estrellas: Historias para ser leídas y contadas en ronda.


Bajo las estrellas, 12000 años de Historias Bonaerenses, Roberta Iannamico-Alejandra Puppio, Vaca Sagrada Ediciones, Bahía Blanca, 2008.

Ilustraciones: Clara Domini

Prólogo: Miguel Angel Palermo

Diseño Gráfico: Juan Luis Sabattini

Tamaño: 13 x 13

Páginas: 140

Edición: 500 ejemplares.

Para que nos encontremos Bajo las estrellas (y sobre ellas), Roberta Iannamico nos entrega su libro de relatos con 12000 años de historias bonaerenses. Ilustrado por Clara Domini, y con apéndice de contexto histórico de Alejandra Puppio.

Desde el territorio de la infancia, podemos encontrar voces que nos cuentan cosas de la vida cotidiana, a partir de distintos momentos de historia de la provincia de Buenos Aires.

8 relatos de ficción nos iluminan, mientras abren puertas y caminos para leerlos.

La sencillez ilumina, sin estridencias, permanece profunda, fluye en las palabras de Iannamico y en las imágenes de Domini. Todos somos arqueólogos, buscadores de huellas que nos constituyen, nos muestra Puppio en su trabajo de contexto.

Todos vemos ese sol que se está bañando, en este fragmento:

“Algo brillante se
asoma desde el agua. ¡Es
el sol! ¡Estaba sumergido!
¡El sol se está bañando!

Nos metemos. Todo es dorado. Más allá los hombres están cazando.
Sentado en la arena mojada Voz de Viento juega con unos caracoles, el más blanco en el medio es un lobo marino, los demás alrededor son los cazadores. Veo ese círculo de caracoles y me viene la idea de hacer un collar.
-Se lo voy a regalar a la que va a ser mi esposa- digo. Ellos se ríen y empezamos a tirarnos arena y a salpicarnos, corremos por la plaza como guanacos.”

Bajo las estrellas, de noche, o de día -cuando están en potencia- e igualmente nos acompañan. Historias para ser leídas y contadas en ronda. Historias para armar una ronda de 12000 años de historia, con distintas personas, costumbres, presentes, pasados de esta, nuestra tierra.

Blog de la editorial que publicó el libro: http://vacasagradaediciones.blogspot.com


Reseña publicada en el nro. 5 de Esto no es una revista literaria



Al ras/ Caro Moreno


Carolina Moreno va al ras del silencio, de la palabra, de la pasión, de la poesía. Al ras del deseo, la vida.

Tiene 20 años, nació en Bahía Blanca. Comenzó a escribir a los 10 años, por las noches, antes de ir a dormir. Desde ese momento no dejó de escribir y de leer.

Su poesía ahonda en la pasión como forma de vida, indisoluble del arte. La vida es arte para Carolina Moreno, y viceversa.

La lectura de Al ras increpa, desnuda, equilibra claroscuros de la vida misma. La música de su sangre joven, el caos y la belleza de ser mujer. No pasa desapercibida, como una flor de loto en el medio de una ciudad ventosa, con la nostalgia del mar.

No hay límites en su voz poética, porque su compostaje es el deseo. Cuerpo rojo cósmico y terreno. “El deseo es un animal todo vestido de fuego”, como escribe Juan Gelman. En la poesía de Caro Moreno, ese animal incendia la mirada, con el elemento ígneo que prima en los rituales de las magas. Mujeres ancestrales que la habitan. La naturaleza de esas voces que confluyen en el cuerpo de la escritura.

Caro Moreno le hace bien a la poesía, y la poesía le hace bien a ella. En un doble juego de espejos que resignifican las distintas lecturas de Al ras.

Al ras de puede leer de corrido, de atrás para adelante, mezclando poemas. Siempre tendrá otro color, gamas, matices para descubrirlo, y descubrir a esta mujer poeta que me ganó el corazón con su actitud de vida y su poesía.

Me trae resabios de mis 20 años, hecho que me impacta y alegra. Se lo agradezco, y los invito a entrar en su palabra.

Natalia Molina.

Reseña leída en la presentación del libro de poemas “Al ras”, de Carolina Moreno, en la Segunda FEA (Feria de Editoriales Autogestionadas), de Bahía Blanca (noviembre del 2009).



XXXI


Cómo me golpeas

y sacudís entre tus puertas

envidiando mi mar
que te ahoga.


Si no existen más remedios

si sólo los atajos
recorren las calles en tu boca

interrogando a tus labios.

No hay mareas más hermosas

no hay un libro de piel
que las resista
porque
el río de tinta

no encierra mis gritos...
los acelera.


Porque los vuelos queman

pero no incendian


no incineran mis poros

no llenan de tumbas mis piernas.


NO consiguen erradicar

tus pies de mi cintura
NO soy un caballero
en tierras expuestas.


Aspiro el aire

llenándome
soltando mi cabeza
por sobre

las líneas.


La tinta no encierra mis gritos

los acelera.

La sangre en tu cama

rodeada de niños

no logra llorar.


La tierra no es sólida
cuando nos eriza la piel.

Nos hundimos en los hierros

fundidos en tu desierto.

Nos miramos
solitarias

rodeadas de natalidad

y de muerte.

NO sigo tus pasos

(las sombras corren)


porque miro hacia atrás
y me detengo

porque veo tus fuegos

y me enciendo

y me hago pedazos
en

cada verso

como un vaivén

que aumenta el ritmo

sólo para rearmarse.


//El pájaro susurra

entre mis cuerdas
y despliega sus lágrimas

sobre mis alas húmedas//


Tan siniestro es el olor
al fracaso

hoy te encuentro muerta


mañana no sos.


Hoy son tus hijos.


//mañana no sos//.

NO son sólo huesos los
que coronan mi

espalda.

Caro Moreno, Al ras, Libros en Colectivo, Colección Rebelda, Bahía Blanca, 2009.

El blog de la editorial es: http://colectivoeditor.blogspot.com/


Reseña publicada en el nro. 5 de Esto no es una revista literaria